WASHINGTON Y FILADELFIA.- Abrazos, lágrimas, alivio y mucha felicidad. Así fueron ayer los reencuentros de familias de Siria, Yemen y Somalía en algunos de los principales aeropuertos estadounidenses, luego de que un fallo judicial suspendiera este fin de semana el veto inmigratorio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y permitiera a miles de personas de países de mayoría musulmana entrar al país.
Uno de los casos que más atención atrajo fue el de los hermanos yemeníes Tareq y Anmar Aziz, de 21 años y 19, respectivamente; dos jóvenes que tardaron cerca de dos años en conseguir visas de estudiantes para continuar formándose, vivir junto a su padre -un inmigrante con ciudadanía estadounidense- y escapar de la guerra, que convirtió a su país en una tierra sin oportunidades ni futuro.
El 27 de enero los dos hermanos volaron desde Yibuti, un país vecino de Yemen, hicieron escala en Etiopía y un día después llegaron a Estados Unidos. Ni bien llegaron fueron esposados, detenidos y, sin la presencia de un abogado, las autoridades los obligaron a firmar un documento en el que renunciaban a su visa de residentes permanentes. Inmediatamente después los subieron a un avión y los deportaron a Etiopía, donde no conocían a nadie. Estuvieron allí, dentro del aeropuerto de la capital, durmiendo en el suelo, hasta que un juez federal de Seattle suspendió el sábado pasado el decreto de Trump, que prohibía el ingreso al país de refugiados y ciudadanos de siete país de mayoría musulmana, entre ellos Yemen.
“Gracias a toda la gente que nos ayudó, ellos me hicieron sentir que teníamos una familia. Eso es lo que más me gusta de Estados Unidos”, aseguró Tareq, pocos minutos después de entrar a la terminal de llegadas del aeropuerto internacional de Dulles, cerca de la capital nacional, y fundirse en un abrazo con su padre. A su lado, su hermano Anmar, ayudado por un intérprete, acotó: “Gracias a todos, estamos muy felices de estar acá. Quiero continuar estudiando”.
En ese mismo aeropuerto, que se encuentra en las afueras de Washington DC, se reencontró otra familia yemení, los Al Murisi, y una somalí, los Warsame, donde se vivieron idénticos escenas de nerviosismo, lágrimas y alegría.
Mientras tanto, en el aeropuerto internacional de otra ciudad del noreste de Estados Unidos, en Filadelfia, seis sirios -dos hermanos, sus esposas y sus hijos- lograron entrar al país, nueve días después de que el veto de Trump los sorprendiera y los obligara a volver a Damasco, la capital de otro país devastado por una guerra.
A los Assali, una familia siria cristiana, los esperaba el gobernador de Pensilvania, el demócrata Tom Wolf, y el congresista republicano de ese estado, Charlie Dent, en Allentown, la ciudad en donde se asentarán y donde ya vive un familiar. Ambos dirigentes trabajaron junto a los abogados de la Unión Americana de Libertades Civiles (ONG), para que la familia siria, que había esperado mucho para conseguir una visa, pudiera volver y entrar al país.
Programas fuertes
Estados Unidos necesita “programas fuertes” en relación al ingreso de inmigrantes y refugiados, dijo Trump, en medio de una disputa judicial por el decreto mediante el cual ordenó suspender el programa de refugiados. “Necesitamos programas fuertes para que vengan las personas que nos aman y quieren amar a nuestro país y terminarán amándolo, pero no las personas que quieren destruirnos a nosotros y nuestro país”, señaló.
Enojo tecnológico
Las principales compañías tecnológicas de EEUU, entre ellas Apple, Facebook, Google y Microsoft, presentaron un escrito legal en el que se oponen al polémico decreto antiinmigración. El escrito, firmado por 97 compañías, fue presentado ante la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de los EEUU, en San Francisco (California), indicó The Washington Post.
Se trata de una acción poco frecuente por parte de los grandes grupos tecnológicos y demuestra “la profundidad de la animosidad hacia la prohibición de Trump” en Silicon Valley, meca de las empresas tecnológicas. Las compañías, entre las que también figuran Netflix, Twitter y Uber, han presentado el escrito ante la misma sede judicial que unas horas antes se negó a restaurar de forma inmediata el decreto que permanece bloqueado desde el viernes. (Télam-DPA)